2.10.04

La normalidad no existe

BARBARA NADEL, PSICÓLOGA Y ESCRITORA DE NOVELA NEGRA


Nací y vivo en Londres. Estoy casada y tengo un hijo. Soy licenciada en Psicología. Durante diez años trabajé con enfermos mentales y ahora me dedico a escribir novelas policiacas. Soy socialista, lo que en en mi país no está muy de moda. He percibido que, cuando morimos, algo abandona el cuerpo. He participado en Kosmopolis,CCCB
IMA SANCHÍS - 29/09/2004


-¿Qué ha aprendido de los locos?
-Que hay muchas maneras de ver las cosas y algunas de ellas son muy inusuales.

-Mirar con atención cambia la percepción de las cosas.
-Sí, cuando tienes ante ti a alguien convencido de ser la Virgen María y te lo argumenta con lógica, los esquemas tiemblan.

-¿Era una Virgen María feliz?
-Muy feliz. Pero tratamos a esos pacientes para convertirlos en seres normales aunque ellos no quieran ser normales y la medicación no les dé bienestar ni felicidad.

-Santa Teresa de Jesús hoy día estaría medicada: ¿qué es la normalidad?
-La normalidad no existe. Son normas consensuadas. La norma dice que por la calle hay que ir vestido: si alguien pasea desnudo, se duda de su cordura, pero eso también es una locura. ¿Qué hay de malo en ir desnudo?

-Después de diez años haciéndose este tipo de preguntas, ¿no entró en crisis?
-Muchas veces me he sentido mal éticamente. Tenía, por ejemplo, un paciente convencido de que controlaba el universo, era muy feliz. Con la medicación se dio cuenta de que no controlaba el universo y se deprimió profundamente. No siempre te sientes bien haciendo este tipo de trabajo.

-Tiene mala solución.
-Trabajamos dentro de un gran sistema en el que hay poca humanidad, y creo que ésa es la mayor aportación que debemos hacer los especialistas. Si alguien te dice: "Yo soy la Virgen María", no puedes decirle: "Estás loca perdida y te voy a llenar de drogas".

-¿Lo ético no sería respetar las locuras inofensivas?
-Ésta es la gran cuestión y nadie tiene una respuesta. Las leyes que se aplican dependen de cada país.

-Usted, con su experiencia, ¿qué piensa?
-Yo creo que si la gente es feliz y no es un peligro para ella misma ni para los demás, hay que dejarle vivir su vida. Algunas de las ideas que esta gente tiene son muy interesantes. Yo he tenido pacientes inteligentísimos, algunos lo eran tanto que se volvieron locos.

-¿Qué idea loca ha llegado a removerle los esquemas?
-Yo no soy religiosa, pero muchos pacientes con una inteligencia superior se pasan la vida respondiendo a la pregunta de por qué existimos y qué hacemos en este mundo. Una idea a la que todavía le doy vueltas es la de un paciente que aseguraba que el universo existe en la cabeza de Dios y que nosotros somos pequeñas criaturas en la cabeza de Dios.

-Puro Borges.
-Su teoría estaba perfectamente armada. Me dejaba sin habla, porque su idea no era más loca que muchas de las ideas de las religiones convencionales. Pero la mayoría de los expertos escucha y concluye: "Lo que cuenta este paciente no es posible".

-¿Lo es?
-Tuvimos un paciente harapiento que aseguraba que su mejor amigo era miembro de una casa real extranjera. Los médicos convinieron en que estaba loco y que eso no era posible. Pero un día llegó una carta de ese miembro de la realeza preguntando por él.

-¿Ha tratado personas abducidas por extraterrestres?
-Sí, y lo más interesante es que las fantasías están conectadas en el tiempo y en el espacio entre miles de personas. En los años 50 los hospitales psiquiátricos estaban llenos de pacientes que decían haber tenido contacto con extraterrestres. Los movimientos políticos pueden crear muchas fantasías. En los años 80, durante la guerra fría, muchas de las ansiedades de los pacientes en Europa occidental tenían que ver con los comunistas.

-Ahora hay gobiernos que no paran de hablar de amenaza terrorista.
-Sí, y los hospitales se llenarán de gente aterrorizada que entra en una escalada de pánico. Pero nada ha cambiado, ahora los demonios de la edad media son los terroristas.

-Usted también evaluaba la locura de delincuentes.
-Sí, y una de las causas principales por las que la gente está en prisión es por acoso. Vi claramente que cualquier persona es vulnerable a la obsesión. Si sales de tu casa, llegas al final de la calle y piensas "¿Cerré la puerta?", puede ser el inicio de una personalidad obsesiva. Todos tenemos nuestras obsesiones.

-Entonces es una cuestión de medida.
-Sí, pero yo me pregunto: ¿cuál es la medida?, ¿pensarlo tres veces al día, diez, veinte?

-¿Por qué hay tantas relaciones de amor obsesivas?
-El amor pone a la gente en una situación vulnerable, porque damos algo de nosotros mismos y, al hacerlo, nos abrimos.

-A lo mejor el problema es el contrario, que estamos demasiado cerrados.
-Es posible. Y en especial en Gran Bretaña y en el norte de Europa, sociedades bastante reprimidas a la hora de expresar abiertamente los sentimientos y, por tanto, cuando encuentran a alguien al que darle un poco de sí mismos, se enganchan.

-¿Qué ha llevado del mundo de los enfermos mentales a sus novelas?
-Lo que más me interesa son las cosas terribles que podemos llegar a hacer la gente corriente. Jeffrey Dahmer mató y se comió a seis personas. Contrataron a un equipo de psiquiatras para evaluar su estado mental.

-Y decidieron que era una persona sana.
-Sí. La vida es impredecible y siempre hay cientos de razones diferentes para que algo suceda, basta que convergan unas cuantas. Intentamos buscar razones de peso, pero a veces no hay tales razones, es algo tan simple como: me desperté esta mañana e hice esto.

No hay comentarios: